Estudian a los misteriosos perros "radioactivos" de Chernobyl

Numerosos perros que circulan por los alrededores de lo que fue la planta nuclear de Chernobyl, en Ucrania, fueron estudiados para determinar eventuales diferencias en su ADN, producto de la radioactividad.
Se indicó que, de esta forma, los científicos procuran determinar cómo los humanos podrían habitar ambientes hostiles y degradados.
Se realizaron análisis genéticos a 302 perros que deambulaban por la llamada “zona de exclusión” de Chernobyl y se determinó estos animales son "genéticamente diferentes" al resto de los perros.
Esta conclusión es la primera de una larga serie de estudios genéticos, publicada en la revista Science Advances.
Sobre ello, la genetista Elaine Ostrander planteó el interrogante de “cómo hacer para sobrevivir en un ambiente hostil durante 15 generaciones”.
En declaraciones a la Agencia AP, Tim Mousseau, profesor de Ciencias Biológicas en la Universidad de Carolina del Sur, destacó que los perros “brindan una herramienta increíble para observar los impactos de esta clase de ambiente”.
Los perros de la catástrofe
Los investigadores creen que los perros que analizan en estos estudios son los descendientes de aquellos que fueron abandonados por sus dueños al momento de evacuar la zona tras la catástrofe. En rigor, el Ministerio del Interior Ucraniano, bajo el mando del Kremlin, había ordenado que todas las mascotas sean eutanasiadas. Pero varios animales lograron eludir esta cita con la muerte.
Sin embargo, pasado el brutal desastre nuclear, los perros parecen habérselas arreglado bastante bien. Actualmente, según un censo de la iniciativa Investigación de Perros de Chernobyl que reproduce el diario español El País, hay más de 800 perros salvajes en el área. “Cualquier cosa que podamos aprender sobre cómo sobreviven los perros en ese entorno será de relevancia directa para los humanos en Chernobyl y otros entornos radiactivos”, aseguró Mousseau al citado medio.
Este científico trabaja en el área del desastre desde fines de la década del ‘90. En 2017 comenzó a tomar muestras de sangre a estos perros. Algunos de ellos viven dentro de la usina, rodeados de un ambiente industrial apocalíptico. Otros están a una distancia de entre 15 y 45 kilómetros del epicentro de la catástrofe.
Lo asombroso fue que el ADN de estos animales permite diferenciar fácilmente a los perros que se encuentran en las zonas de alta, baja y mediana radiación. “Fue un gran hito para nosotros”, señaló Ostrender, que agregó otro dato llamativo: “Lo sorprendente es que podemos identificar alrededor de 15 familias distintas de estos animales”.
Según los investigadores, las conclusiones de estos estudios podrían tener muchas aplicaciones. En especial, porque brindaría pistas acerca de cómo los humanos y otros mamíferos pueden vivir actualmente y en el futuro en regiones bajo “ataque ambiental continuo”, como en el ambiente de alta radiación del espacio.
La explosión de Chernobyl
El 26 de abril de 1986, una explosión y posterior incendio en el Reactor Número 4 de la usina en el distrito de Chernobyl, a 16 kilómetros de la ciudad de Pripyat, norte de Ucrania -en ese entonces, parte de la Unión Soviética- provocó el escape de un polvillo radiactivo hacia el ambiente. Esto contaminación se prolongó durante días, expandiendo el material radiactivo a muchos kilómetros a la redonda del sitio del incidente. La zona de exclusión alcanzó un radio de 1600 kilómetros cuadrados desde la planta. Tras la explosión murieron, de forma inmediata, unos treinta trabajadores aunque con los años se calcula que la mortalidad por envenenamiento radiactivo pudo haber alcanzado a miles de víctimas.