Descubre los estados de ánimo de tus amigos a través de su escritura

Muchas personas no tienen una caligrafía constante, sino que cambia según los momentos y las situaciones.

Curiosidades 07/11/2020 S& S&
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Como la caligrafía se encuentra íntimamente asociada a los estados anímicos, y éstos nunca son uniformes y regulares, la escritura también se modifica y acusa recibo de las vicisitudes internas.

No obstante, siempre se conservan los rasgos fundamentales que reflejan las características básicas de la personalidad. Muchos son los elementos que reflejan el estado de ánimo, pero vale la pena detenerse en uno de ellos: la dirección de las líneas de escritura en el conjunto de la hoja. En función de este elemento, se pueden distinguir diversos tipos de escritura.

Líneas ascendentes

En esta clase de escritura, las letras, los grupos de letras y, por lo tanto, las palabras se montan unas sobre otras, dando la sensación de que toda la línea sube de forma más o menos marcada.

La escritura ascendente expresa el humor del momento, es decir, la reacción nerviosa particular que experimenta el sujeto en relación con sucesos o circunstancias que le compromete especialmente.

Cuan do la escritura es exageradamente ascendente, refleja una hipersensibilidad, con una “fuga” en lo afectivo y en lo intelectivo que impide una percepción correcta de la realidad.

En las caligrafías armoniosas (es decir, con letras simples y muy personales), una escritura marcadamente ascendente refleja una personalidad hiperactiva, imprudente, con un fuerte deseo de controlar a los demás y ser el centro de todos y de todo, hasta el punto de volverse temeraria a la hora de lograr sus objetivos.

Si la caligrafía es muy ascendente pero inarmónica (letra torpe y desordenada), la escritura denota tensión, confusión, excentricidad. Cuando la caligrafía marcadamente ascendente es rectilínea, la escritura refleja una férrea voluntad que, con tal de ejercer el control, es capaz de alcanzar niveles altos de violencia. Los individuos que deciden fríamente las cosas, por lo tanto, peligrosos, suelen tener este tipo de escritura.

Líneas descendentes

En esta escritura, las letras y palabras descienden progresivamente, dando la sensación de que al final del renglón van a caerse en el vacío. Esta caligrafía es característica de las personas que padecen un alto grado de cansancio físico y un estado de depresión constante y casi crónico.

Existe un tipo de escritura descendente que es transitoria y que aparece en individuos que habitualmente escriben en líneas rectas. Esta caligrafía indica un momento puntual de decaimiento físico o moral, como suele ocurrir cuando el sujeto atraviesa un estado de enfermedad o de conflictos.

Sin embargo, algunos especialistas sostienen que, en realidad, la caligrafía descendiente transitoria es también un síntoma patológico.

La caligrafía descendente que habitualmente es armónica denota una faceta pesimista en el sujeto, que bien puede ser el ánimo que permanentemente tiñe su existencia cotidiana.

Cuando la escritura es marcadamente descendente, pero inarmónica, la caligrafía refleja la presencia de estados de abulia y desgana, tendencia a la inactividad, vocación por la vida contemplativa y falta de una capacidad volitiva básica, así como una faceta mística.

Escritura convexa

Se trata de la caligrafía conocida como del tipo “lomo de mulo”. Esta clase de escritura es propia de los individuos veleidosos, de los sujetos pletóricos de entusiasmo, pero que se “desinflan” muy rápidamente. Si, además, la escritura carece de armonía, la caligrafía suele expresar una personalidad caprichosa, desordenada e inestable.

En estos casos, cuando la inestabilidad psíquica y emocional se acentúa las letras se vuelven fácilmente ilegibles. Esta circunstancia permite hablar de una situación psicológica de bloqueo acentuado. Es común que estos estados psíquicos terminen en una crisis profunda, caracterizada por la confusión y la angustia.

Cuando es así, lo más aconsejable es pasar a manos de un buen terapeuta, que ayude a desmadejar el nudo de conflictos que ateneza al sujeto. En este sentido, testimonios caligráficos de la época escolar infantil ayudan mucho a conocer la verdadera problemática del individuo.

En efecto, en ellos se puede observar la génesis de la conflictividad y seguir paso a paso su evolución antes de estructurarse en una personalidad como la que el sujeto tiene en el momento del análisis caligráfico.

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Escritura cóncava

Esta caligrafía, de apariencia un tanto infantil, refleja sin embargo una personalidad dotada de una gran capacidad de reaccionar ante situaciones bruscamente cambiantes y psicológicamente negativas.

Es curioso y muy significativo que, en este modelo caligráfico, el “continuum” de la escritura no acepta más cortes que el comienzo y el final de las palabras.

Este dato avala lo anteriormente afirmado: en el fondo, la escritura cóncava denota una personalidad asentada, estable y que sabe lo que quiere.

Sin embargo, cuando el efecto de concavidad es muy exagerado, el especialista puede detectar ciertos rasgos de conflictividad emocional.

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