¿Eres supersticiosa a la hora de comprar?

Compras oníricas

Los sueños que giran alrededor de una compra son bastante frecuentes y a menudo revelan mucho sobre las relaciones personales o posibles acontecimientos del futuro.

Por ejemplo, soñar con romper una jarra o una vajilla en la sección de porcelana de unos grandes almacenes es una advertencia de que no se debe tener excesiva seguridad en uno mismo.

Si se trata de hurtar algo de una tienda, el sueño señala que se debe ser un poco más prudente.

Soñar con que se paga algo con un cheque augura, según se afirma, una racha de buena suerte. Por otra parte, si en el sueño pagas con una tarjeta de crédito, puede señalar su temor a que alguien cercano no sea sincero con vos.

Si sueñas con un mercado muy concurrido y bullicioso, puedes estar seguro de que se aproximan tiempos de prosperidad. Pero si el lugar aparece desierto y bajo la lluvia, indica un miedo profundo a sufrir algún desengaño. 

Si sueñas que asistes a una subasta e intentas pujar con un artículo, es probable que pienses que alguien está intentando aprovecharte de ti, o que tienes un rival peligroso. 

Comprador supersticioso

Existen muchas creencias tradicionales en relación con los regalos y las nuevas adquisiciones. Se dice, por ejemplo, que nunca debe regalarse un cuchillo a alguien con quien estás comprometido; de lo contrario, se romperá el compromiso.

Análogamente, nunca debes obsequiar un instrumento cortante a un amigo, pues ello pone en peligro la relación. Pero si por alguna razón, regalas un cuchillo, acompáñalo con una moneda para alejar la mala suerte. Tampoco debes regalar nunca un pañuelo a la persona que quieres, ya que ello afecta el vínculo afectivo. 

Un recién casado que desee afirmar su autoridad en su nuevo hogar debe comprarse un martillo. Se cree que regalar a alguien un paraguas trae mala suerte. Y nunca debe hacerse una compra importante un miércoles. Por otra parte, otra superstición se expresa a través de un refrán: “nunca compres una escoba en mayo o barrerás a tu tocayo”. Una advertencia ciertamente inquietante.