El misterioso origen de las runas

Los caracteres del antiguo alfabeto germánico todavía se emplean hoy en día para adivinar el tiempo futuro… y mucho más.

Curiosidades 21/12/2020 S& S&
runas

Los caracteres del antiguo alfabeto germánico todavía se emplean hoy en día para adivinar el tiempo futuro… y mucho más

El uso de fichas de runas para adivinar el futuro está gozando de un notable renacimiento. Es ésta una moda muy reciente, especialmente fuera de Escandinavia, donde pueden encontrarse los ejemplos más antiguos de símbolos rúnicos labrados en rocas y lápidas, tal como la que se muestra más arriba. En parte, la razón que explica el auge de este interés podría ser la simplicidad con la cual pueden emplearse las runas para obtener respuesta.

La palabra “runa” significa simplemente “misterio” o “secreto”. Se deriva del término escandinavo antiguo “run”, del gótico “runa” y del islandés “runar”. La raíz de la palabra normalmente se traduce por “susurrar”.

Hombres y dioses

Los primeros maestros de runas transmitieron los misterios de las runas oralmente. Pero los caracteres rústicos fueron labrados en piedras como medio de comunicación, no únicamente entre personas, sino también entre el mundo de los hombres y el de los dioses. Así, a un nivel terrenal, el rúnico era el lenguaje comercial de los pueblos germánicos del norte, mientras que sus hechiceros tribales empleaban las runas para la adivinación y la magia. 

Los símbolos rúnicos siempre representaban más de tres letras, ya que transmitían conceptos que podían ser reconocidos y comprendidos por los iniciados. También tenían significados internos que debían ser interpretados a un nivel mucho más profundo, subconsciente o intuitivo, que las letras ordinarias de un alfabeto.

Utilizaciones mágicas

Aunque es posible trazar la historia del alfabeto rúnico a partir de piedras labradas, quedan muy pocas pruebas materiales de su uso mágico. Esto se debe en parte a que los símbolos rúnicos estaban labrados en materiales demasiado perecederos, tales como madera, y quizás eran destruidos una vez que habían servido a su propósito mágico.

Sabemos que la adivinación con runa era una práctica común entre las tribus escandinavas medievales por las referencias literarias que se han hallado en textos de la época, pero el rito de arrojar las runas probablemente antecede a estos registros históricos en muchos siglos.

La antigua literatura islandesa contiene numerosas referencias a las runas y a quienes las usaban. De acuerdo con los mitos escandinavos, el extraordinario dios Odín, de un solo ojo, descubrió las runas mediante un acto de abnegación. Se colgó cabeza abajo, empalado en su propia lanza, del imponente fresno llamado Yggdrasil o Árbol del Mundo, para aprender los misterios de la vida y la muerte. Finalmente llegó a distinguir las runas bajo él y las cogió. Después de esta prueba, que duró nueve días y nueve noches, transmitió los secretos de las runas a la humanidad.

Inscripciones rúnicas

Las primeras inscripciones rúnicas fueron labradas en rocas. Pero, como las tribus escandinavas eran nómadas, tuvieron que encontrar materiales más convenientes; y así se labraron los caracteres rúnicos en piedras pequeñas, trozos de madera o hueso y tablillas de barro o de metal. Esta variedad también existe en la actualidad, puesto que es posible obtener conjuntos de runas hechos de prácticamente cualquier material: piedra, plástico, madera o planta, e incluso resina y cobre. También hay en el mercado cartas de runas, similares en su aspecto a las cartas de juego.

Los caracteres o símbolos que comprende el alfabeto rúnico están todos construidos por trazos rectos, probablemente porque restaban más fáciles de labrar con herramientas elementales.

Aunque el alfabeto rúnico ha sufrido diversos cambios a lo largo de los siglos, todavía es tradicional emplear para la adivinación la forma escandinava más arcaica conocida como el Elder Futhark. Esta comprende letras o caracteres, divididos en tres grupos de ocho. A éstos hay que añadir una vigésima quinta runa, sin ningún tipo de marca, para representar el Destino.

Según una vieja leyenda escandinava, los antiguos vikingos preferían arrojar las runas en campo descubierto en los momentos en que el viento soplaba con más fuerza. Los navegantes veteranos, fogueados en mil tormentas, consideraban que la fuerza eólica era la expresión terrenal de los dioses.