¿Hay alguna forma de aumentar nuestros poderes mentales y corporales?

Frases tales como “Cada día me siento mejor” se conocen con el nombre de afirmaciones. Este término fue utilizado por primera vez a finales del siglo XIX por el psicoterapeuta francés Emil Coué, que observó que el hecho de repetir estas frases tenía efectos beneficiosos sobre el cuerpo y la mente.

El libro de Norman Vincent Peale “El poder del pensamiento positivo” fue un paso más allá en los descubrimientos de Coué, sugiriendo que, si se cree lo suficiente en que algo va a pasar, es muy probable que ello ocurra. Las afirmaciones trabajan sobre el inconsciente. La repetición continua de frases positivas entrena la mente.

Primero decide cual es la mejora que deseas lograr, por ejemplo, más autoconfianza, y luego traduce tu deseo a una frase corta y rítmica que sea fácil de recordar. 

Asegúrate de que la frase es específica y que no incluye nada negativo, y luego repítela una y otra vez. 

Un buen momento para las afirmaciones es a primera hora de la mañana, pero deben repetirse también siempre que un pensamiento negativo nos asalte.

Muchas personas creen que para concentrarse es útil repetir las frases delante de un espejo.

El poder del sonido humano o de cualquier otro tipo, pueden utilizarse para el bien o para el mal. Según el libro de Josué, las murallas de Jericó se derrumbaron debido al ruido producido por el sonido de las trompetas y los gritos de los niños de Israel. 

A nivel menos destructivo, algunos terapeutas del color también usan la música porque creen que las vibraciones del sonido y el color son fuerzas complementarias. 

Los investigadores en este campo creen que la espina dorsal, un nervio central y vínculo clave en la cadena chakra de energías vitales, es altamente receptivo a ciertos sonidos. 

Se dice que una guitarra afinada en un determinado tono, por ejemplo, puede reajustar desequilibrios específicos en la espina dorsal y restaurar los chakras sensibles para que vuelvan a ser armónicos.