¿Se puede saber a través de la escritura si eres una persona con mucha imaginación?

Cuando la caligrafía se caracteriza por letras con grandes volutas, arcos muy amplios y barrigas llenas, los especialistas hablan de “escritura llena” y la atribuyen a sujetos dotados de una gran capacidad imaginativa. Cuando se ensanchan los palos superiores (l, i, b), nos encontramos con sujetos cuyas fantasías se asocian con un alto nivel de elaboración. Esta capacidad imaginativa, por lo tanto, se observa en los industriales, en los ingenieros, en los inventores y, en general, en todas las personas que elaboran grandes proyectos y los realizan.

Si, por el contrario, la parte llena de la caligrafía se da en las volutas y palos inferiores (g, f), la fantasía es de tipo pasivo y normalmente se hace presente en los artistas, los poetas, los escritores, los músicos, los artistas plásticos, etc.

Si aparecen los signos característicos de la caligrafía llena en una escritura inarmónica (irregularidad en las líneas, escolaridad en los trazos, desorden generalizado), la escritura denota una fantasía exagerada, que altera totalmente la percepción de la realidad, y la tendencia a la evasión onírica, que nunca desemboca en una realización práctica y concreta.

Escritura seca

Esta escritura se distingue por la ausencia prácticamente total de bucles, tanto en los palos como en las patas, por la presencia de letras incompletas, por la simplificación marcada de las letras mayúsculas y por la aparición de rasgos de tipo anguloso.

Esta es la caligrafía característica de los hombres de ciencia (sobre todo, matemáticos y físicos) y de los investigadores en general, seres capacitados para un análisis meticuloso y pormenorizado de la realidad.

En las escrituras que no son armónicas o demasiado repetitivas y monótonas, esta caligrafía denota frialdad, bloqueo afectivo y cierta rigidez en el plano de los sentimientos. 

Escritura simplificada

En esta escritura, todos los rasgos se presentan tan estilizados, que las letras quedan reducidas a su expresión más mínima. En su conjunto, la página de una gran sensación de limpieza, equilibrio y fuerza controlada. Es común que este tipo de escritura muestre una gran plasticidad e inspire un indudable sentimiento de belleza.

Escritura rígida

Cuando las letras se suceden de manera brusca, formando ángulos, y a ratos las palabras parecen cortarse de manera repentina, como si la escritura perdiese continuidad, se habla de caligrafía rígida. Este modelo sueles ser muy habitual en determinadas culturas, como la inglesa, donde la escritura rígida es fruto de un tipo de enseñanza -también teñida de rigidez- en las escuelas.

En los pueblos latinos, en cambio, la escritura rígida responde generalmente a cierta estructura de la personalidad, propia de individuos inflexibles, distantes y extremadamente parcos. Estas personas suelen ser obstinadas y tenaces en el cumplimiento de sus planes trazados y en el logro de los objetivos. 

Cuando la caligrafía es rígida y, además, inarmónica, denota irritabilidad, dificultad de entrega en el plano afectivo y un alto nivel de individualismo.

Escritura redondeada

En esta caligrafía, varias letras aparecen unidas entre sí con trazos muy curvilíneos, y el conjunto de las líneas se muestra como una sucesión de arcadas (superiores) o de curvas (inferiores).

Puede afirmarse que la escritura redondeada siempre se vincula con una actitud humana muy abierta y cordial, receptiva, flexible, apta para la comunicación y para las relaciones con los demás. En el sector que ejerce este modelo caligráfico predominan las personas optimistas, promotoras de encuentros sociales y de causas humanitarias y solidarias.

Del mismo modo, las caligrafías faltas de armonía, sobre todo signadas por la persistencia de los rasgos escolares, hablan de cierta conflictividad en el plan emocional y afectivo.

Curiosamente, las caligrafías inarmónicas pueden reflejar extremos contradictorios: desde una personalidad rígida y tiránica, hasta una manera de ser abúlica e indiferente a todos y a todo. En realidad, si se profundiza este fenómeno, se advierte que se trata de una contradicción más aparente que real, porque tanto el primer ejemplo como el segundo tienen una misma raíz: un egocentrismo psicológico que alimenta una conducta social egoísta. 

Por supuesto, no se trata de un problema de índole ético ni se resuelve con prédicas morales. Es una cuestión de estructura psicológica, donde los conflictos descompensan agudamente la relación del individuo con el mundo circundante. 

Es realmente interesante detectar estas tendencias de egocentrismo en las etapas iniciales de la escolaridad, ya que en la infancia es siempre más fácil rectificarlas, pues todavía no se halla tan firmemente estructurada la personalidad del individuo.