El Manchester City venció 2-1 al PSG en París y definirá de local el pase a la final de la Champions

Marquinhos abrió la cuenta para los de Pochettino, pero en el complemento De Bruyne y Mahrez, de tiro libre, lo dieron vuelta. La revancha, el martes en el Etihad Stadium.

Deportes 28/04/2021 S& S&
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El grito de gol de todo el Manchester City tras el 2-1 que marcó Riyad Mahrez.

Es justo empezar por el final y destacar la jerarquía del Manchester City para no perder la línea nunca, insistir con su libreto hasta ir opacando a un rival que brillaba y conseguir en París un triunfo impresionante que le acerca al pasaje a la final de la Champions.

Pero es difícil de entender lo que pasó con el PSG, más allá de los méritos rivales. Cómo un equipo que había dado una clase de fútbol en el primer tiempo se desinfló en el complemento, perdió el plan de juego, reflejó una merma física llamativa y le dieron vuelta el partido con dos descuidos infantiles en defensa: el error de cálculo de Keylor Navas en el centro cerrado de De Bruyne y un desajuste de la barrera en el tiro libre de Mahrez.

Cada uno con su estilo, se alternaron 45 minutos de cátedra. Incluso fue de mayor brillo lo del PSG en el primer tiempo que lo del City para darlo vuelta en el complemento. Pero en los picos de rendimientos, el local pegó una vez y perdonó varias; mientras que los ingleses en una ráfaga golpearon dos veces.

Cuando al PSG le pase la bronca podrá sostener su ilusión de remontar la serie en un abanico de argumentos futbolísticos. Y los exhibió todos hasta que se quedó sin nafta. Con una actuación soberbia de Ángel Di María, que recostado por derecha hizo toda la banda, colaboró defensivamente, se asoció en ataque, desequilibró, armó paredes. Con Verrati manejando los hilos con jerarquía y Leandro Paredes como rueda de auxilio de todo el mediocampo. Con Neymar economizando los lujos en pos del equipo. Con Mbappé amenazando para romper la línea defensiva rival. Con Marquinhos saltando más que nadie y otra vez aportando un gol de cabeza para abrir el juego. Y hasta con Keylor Navas haciendo fácil un bombazo de Foden desde la puerta del área.

Todo eso desapareció en el segundo tiempo. Y allí deberá aparecer una autocrítica de Mauricio Pochettino que pareció demorar las modificaciones para revitalizar el mediocampo cuando el trámite invitaba a pensar que de tanto empujar el City iba a encontrar un hueco para filtrar el bloque defensivo y llegar al empate.

Tuvo mucho mérito el equipo de Pep Guardiola, claro. Primero ajustó las piezas defensivas: Rúben Dias fue una muralla, no perdió ningún duelo con Mbappé. Y con la pelota, le fue sumando creatividad a la tenencia. Todos se mueven, todos se ofrecen sin posiciones fijas, Foden sale del ruido y se junta con Mahrez; De Bruyne abanica los ataques de una punta la otra; Rodrigo conduce. Y esa insistencia inevitablemente le quitó físico y concentración al PSG, que durante todo el segundo tiempo corrió atrás de la pelota.

Los goles de la remontada no fueron acordes con el juego del City. Fueron acciones más forzadas que su enorme levantada para dar vuelta la historia. Pero también fueron parte de su esencia, de esa búsqueda ofensiva constante. De Bruyne tiró un centro venenoso que picó en el corazón del área y se le metió increíblemente a Navas. Y siete minutos después, el zurdazo de Mahrez de tiro libre pasó por entre medio de Kimpembe y Paredes, que estaban en la barrera.

El martes se volverán a ver las caras en el Etihad Stadium. Los dos saben que nada está definido. El mejor ejemplo de lo que pueden lastimar y de lo que pueden sufrir fueron los 90 minutos en París, en los que cada uno dio una cátedra de 45 minutos. El PSG no pudo sostener el despliegue en el medio ni su ferocidad ofensiva. Y el Manchester City, con la constancia de siempre y la efectividad de su lado, dio el golpe.