Otra amenaza de China se cierne sobre el mundo y se llama Evergrande: las claves para entenderla

Es la empresa inmobiliaria más grande del mundo y está al borde del default. Si esto ocurre habrá una crisis financiera en cadena en todo el planeta, cuando el mundo apenas se está recuperando de los embates de la pandemia

Actualidad 21/09/2021 redacción WTF redacción WTF
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Cuando el mundo empieza apenas a recuperarse de una pandemia que ha dejado crisis y desempleo, otra amenaza china se cierne sobre todos los países: se llama Evergrande y puede hacer colapsar los mercados financieros, como aquella crisis en cadena como la que se originó con las hipotecas subprime en 2008.

Las noticias de una inminente quiebra de la empresa inmobiliaria Evergrande desataron pánico en los mercados bursátiles y provocaron comparaciones con la debacle de Lehman Brothers.

La duda llega a 300 mil millones de dólares, el 2% del PBI del gigante asiático. En los últimos días declaró que no podrá honrarla y si el Gobierno chino no sale al rescate de la compañía, se perderán 1.300 desarrollos inmobiliarios en 280 ciudades del país.

El pánico entre los inversores internacionales es que se repita una crisis en cadena como la que se originó con las hipotecas subprime en EEUU. En esa oportunidad la crisis e insolvencia de Lehman Brothers terminó provocando el colapso de otros bancos y grandes empresas que dependían de pagos de Lehman para poder repagar otras deudas.

La propagación de esa crisis en 2008 llevo fue el estallido financiero más importante del capitalismo.

Evergrande fue fundado en 1996 y tuvo un crecimiento vertiginoso durante los últimos 20 años. Su modelo de negocios se basó en realizar construcciones con dinero prestado ―de bancos, proveedores, clientes e incluso empleados― para desarrollar edificios que vendía antes de que se terminaran. Con este nuevo dinero volvía a poner en marcha nuevos proyectos.  Además hizo parques de diversiones, embotelladoras de agua, vehículos eléctricos e incluso llegó a comprar un equipo de fútbol.

Hasta ahora, todos los intentos de calmar los ánimos entre sus acreedores o quienes compraron una vivienda que ahora no puede terminar no han servido de nada.