Linda Evangelista, deprimida y encerrada por un tratamiento estético que la deformó

La supermodelo se hizo una popular lipoescultura que consiste en aplicar frio. Nadie advierte que las células pueden reaccionar mal. Dice que está deformada y "ermitaña".

Espectáculos 23/09/2021 redacción WTF redacción WTF
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Linda Evangelista fue la modelo más famosa del planeta, pero no sale a la calle desde hace siete años y sus últimas fotos son de 2015 en una fiesta en Nueva York.

Con Cindy Crawford, Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Christy Turlington o Elle McPherson conformó el grupo de las modelos que más ganaban en el mundo, aunque no apareció más ni en eventos, ni en cumpleaños, ni en velorios ni en bodas.

La canadiense se animó a romper el silencio en su perfil de Instagram para decir que está “completamente deformada” y, también según su versión, inhabilitada para seguir ejerciendo su profesión.

 “Hoy doy un gran paso corrigiendo un daño que he sufrido y que llevo guardándome para mí misma durante cinco años. A todos mis seguidores, que se han preguntado por qué no he trabajado mientras que las carreras de mis colegas han ido en ascenso, la razón es que estaba brutalmente desfigurada por el procedimiento CoolSculpting de Zeltiq, que hizo lo contrario de lo prometido. Aumentó, que no disminuyó, mis células de grasa y me deformó de forma permanente, incluso después de pasar por dos cirugías correctoras muy dolorosas sin éxito. Me han dejado, como ha descrito la prensa, irreconocible”

 El tratamiento que se hizo usa temperaturas bajo cero y la aplica en las células grasas para eliminarlas, tanto en el cuerpo como en zonas del rostro como el cuello. 

Nadie advierte los riesgos: al ser congeladas, las células pueden reaccionar mal.

“He desarrollado hiperplasia adiposa paradójica, o PAH [por sus siglas en inglés], un riesgo del que no me advirtieron antes de someterme al procedimiento”, asegura. 

 “La PAH no solo ha destruido mi forma de ganarme el sustento, sino que me ha hecho caer en una rueda de honda depresión, una profunda tristeza y en las más bajas profundidades del autodesprecio”, ha asegurado ahora Evangelista. “En el proceso, me he convertido en una ermitaña. Con esta demanda, doy un paso al frente para liberarme de la vergüenza, y para hacer pública mi historia”